Consejos para crear
hábitos de estudio y ayudar a los niños a estudiar en casa
Los niños de 6, 7 y 8 años experimentan un cambio fundamental en el colegio y es que con el paso a primaria llegan los deberes y los exámenes. Nuestros hijos tienen que hacer frente al hecho de manejar un volumen cada vez más grande de información para aprender. Hasta este momento los niños no tenían la costumbre de sentarse en casa a hacer los deberes. Ahora es el momento de iniciar hábitos de estudio. Crear un buen hábito nos asegura en gran medida el éxito escolar en el futuro.
Crear
un hábito de estudio consiste en generar
una rutina diaria de trabajo académico e incorporarla en la dinámica familiar.
Lo más
habitual en niños
menores de 6 años es llegar de la escuela, merendar, jugar
gran parte de la tarde, dentro o fuera de casa, y cuando llega la hora, meterse
al baño para luego ir a cenar. Pues bien, una vez que nuestros hijos pequeños
inician la educación primaria habrá que encontrar un hueco entre estas
actividades para empezar
a hacer tareas. Lo importante es crear unos hábitos de estudio y un sistema de
trabajo que en el futuro les ayuden a afrontar tareas más complejas.
Al
principio, con 6 años, no serán más que unos sencillos ejercicios de mates
o lengua. Con 7 y 8 años los niños tendrán que empezar a aprender de
memoria ciertas cosas. Y en los años sucesivos el tiempo que tendrán que
dedicar cada tarde a realizar tareas más complejas se irá ampliando.
Así que lo más recomendable es
iniciar esta rutina desde los 6 años e ir ampliando progresivamente el tiempo
que dedican al estudio.
¿Está nuestro hijo preparado para adquirir un buen hábito de estudio?
Antes de que un niño
sea capaz de sentarse a hacer deberes, existen una serie de actitudes que
pueden darnos pistas de lo fácil o difícil que le puede resultar a nuestro hijo
mantenerse sentado y atento a la tarea que está realizando.
Algunas de estas
actitudes son:
·
La atención sostenida o la capacidad para trabajar durante
largo rato en una misma tarea.
·
La concentración o la capacidad para centrar la atención en
algo al margen de distracciones.
·
La memoria o la capacidad para recordar y repetir.
·
La tolerancia a la frustración o si el niño continúa
insistiendo en hacer algo, aunque en el primer intento le haya salido mal... a
pesar de que le cueste conseguirlo.
Todas estas actitudes
nos dan pistas de lo preparado que está el niño para adquirir un buen hábito de
estudio y también nos permiten insistir y trabajar sobre los puntos débiles que
podamos ver.
Estas capacidades se pueden
trabajar, por ejemplo, a través de juegos, cuentos o canciones.
Consejos para crear un buen hábito de estudio
1. Preparar una zona de estudio.
Podemos destinar una parte de la
habitación de
nuestro hijo para ello.
Basta con colocar una mesa y una estantería.
No es necesario que sean muy grandes pero sí que le permita tener sus libros,
apuntes y material escolar ordenados.
Si no
fuera posible hacerlo en su propia habitación, podríamos ubicar la zona de
estudio en otra parte de la casa siempre que invite al estudio. Sí es importante que sea una
zona determinada y que esté siempre disponible.
Utilizar la mesa de la cocina o del
comedor puede ser complicado, ya que tienen también otras funciones y pueden no
estar accesibles en el momento necesario.
2. Buscar el mejor momento para estudiar.
Aunque
lo más habitual suele ser después de la merienda y antes de jugar o ver la
tele, los expertos recomiendan hacer los
deberes o estudiar primero y
después realizar una tarea agradable para evitar que los niños asocien la idea
de estudiar a un "castigo".
El tiempo que un niño tiene que dedicar a
sus deberes depende del volumen de trabajo que traiga desde la escuela, pero
hay que tener en cuenta ciertos límites.
Conviene empezar con periodos cortos
de tiempo. Al principio basta con 10-15 minutos, luego 20-25 minutos e ir
aumentando a medida que avanza el curso.
Y
mientras estemos en los primeros años de educación primaria no deberíamos exceder nunca
los 50 minutos.
Si nuestro hijo no es capaz de terminar en
este tiempo, probablemente tendríamos que trabajar sobre los requisitos previos
para mejorar su eficacia.
3. Asentar la rutina de estudio.
Conseguir que nuestro hijo sepa estudiar y
lo haga de forma exitosa no es tan difícil como imaginamos.
Se
trata de que sea constante en sus trabajos y una vez que los niños ven que en el
colegio se les valora por esto, las cosas suelen ir rodadas.
Por
ello hacer deberes o estudiar se debe convertir en un hábito diario, al
menos, entre semana.
¿Cómo ayudamos los
padres a crear hábitos de estudio?
La actitud que mostramos los padres ante
las capacidades y actitudes de nuestros hijos no pasan desapercibidas para
ellos.
Es
importante que los padres valoremos
su capacidad de trabajo en su
justa medida. Por un lado, debemos animarles a estudiar y facilitarles las
cosas. Pero no debemos olvidar que los niños son algo más que lo que consiguen
a nivel académico. Las notas no son lo único valorable en su conducta.
A los
niños, las
rutinas les dan seguridad y les
ayudan a moverse en su mundo. Conseguir que se sienten todos los días a hacer
deberes puede ser algo costoso al principio pero, una vez que lo consiguen,
debemos ayudarles a que se convierta en costumbre.
Si la
vida de los adultos que tienen alrededor es desordenada o poco rutinaria, les
costará más crear el hábito de estudio. Los padres trataremos de interferir lo menos posible
en la rutina de los niños.