Dónde van las tortugas cuando mueren, ilustrado por Ester García y editado en marzo de 2016 por Edebé.
Es una corta historia con mucho jugo que nos habla de la muerte. Un tema al que los adultos le damos muchas vueltas a la hora de hablar con los niños, y que la autora trata magistralmente.
Leopolda, la tortuga de Manuel, aparece una mañana muerta en su piscina de plástico.
A partir de este acontecimiento el abuelo se pensará muy bien cómo decírselo a Manuel: ¿habías pensado de cuántas maneras podemos expresar el estado sin vida de la tortuga?… estirar la pata, palmar, estar fiambre, se ha ido al cielo, irse al otro barrio…
Habrá que decidir también qué hacer con su cuerpo: tirarlo por el váter, quemarlo, momificarlo, enterrarlo… Parece que no será nada fácil, pero lo que es seguro, es que Manuel le hará un funeral… a su manera.
Es bonito que haya historias como ésta que Beatriz Osés escribe. La muerte es un tema que nos enmudece y sin embargo esta lectura, sin quitarle su transcendencia y su pena al tema, le pone un toque de humor, un tono de naturalidad y de reflexión, sin enmudecer, tal y como los niños lo hacen.
Tal vez en el mar esté el cielo de las tortugas y allí Leopolda hable la lengua de los océanos.
